Un componente importante de la intriga de El muladar, la nueva novela de Ángela Puntes y José Ignacio Villacampa lo aporta un vínculo de la Comarca del Matarraña con las actividades criminales de la jerarquía del Movimiento Nacional Socialista durante la Segunda Guerra Mundial.
El enigma
¿Realmente podría pensar alguien que una tierra tan serena como la Comarca del Matarraña, la conocida como “Toscana española” e icono de la España vaciada, pudiese tener algo que ver con la Segunda Guerra Mundial o con el expolio nazi?
El Movimiento Nacional Socialista supuso mucho más que una mera soflama. No solo se armó con un compendio de directrices sociales y políticas muy básicas y muy bien cimentadas, sino que sobre esa estructura firme se fueron entrelazando toda una serie de conexiones que abarcaban todos los órdenes de la vida, desde la economía hasta la cultura, la moda o el deporte. Todas ellas se emplearon como argamasa para dar forma a este “monstruo”.
La debilidad de Hitler
Y el Arte tampoco fue ajeno a ello. Ya desde su llegada al poder en Alemania, el movimiento Nazi dictó sentencia sobre ello, considerando a las Vanguardias de la época como una mera “degeneración”. Pero habría supuesto una bendición si todo hubiese quedado solo en eso.
Los jerarcas Nazis, encabezados por el Mariscal Goering y el propio Adolf Hitler sentían debilidad, más que por el arte en sí mismo, por el hecho de acumularlo. Sin otro fin que el mero disfrute personal o la presunción social que suponía el poseerlo.
¿Leyenda o realidad?
Esto les llevó en un principio, a partir de las purgas a los judíos, a apropiarse de objetos y colecciones importantes valiéndose de la coacción y la confiscación. Y ya cuando Europa se convirtió en su cortijo, a partir de 1940, se institucionalizó esta práctica, sin el menor pudor e incluso valiéndose de una organización perfectamente engrasada y dedicada de lleno al expolio artístico. Con la debacle de Alemania en 1945, se fue descubriendo una gran parte del arte robado. Y no solo en las residencias de altos cargos del partido, sino en castillos, túneles, minas de sal u otros emplazamientos pintorescos. Otra parte se podía contemplar en museos de occidente o en galerías de marchantes de arte. Pero otros tesoros, alguno de ellos de enorme relevancia, todavía hoy siguen desaparecidos. Hay muchas leyendas negras acerca de su paradero, y casi todas son plausibles…