A solamente una semana de su firma de libros en la 80ª Feria del Libro de Madrid a finales de septiembre de 2021, hablamos con Ángela Puntes y José Ignacio Villacampa sobre el éxito de su primera novela, EL MULADAR, y cómo han conseguido crear una historia tan bien hilada entre los dos.

Vuestro libro, EL MULADAR, lleva ya un tiempo a la venta, y va acumulando no solamente lectores y seguidores, sino un sinfín de reseñas y comentarios muy positivos en las diferentes plataformas y redes sociales. Estáis a punto de participar en la Feria del Libro de Madrid, con la presentación y firma de EL MULADAR el día 25 de septiembre. ¿Cómo estáis viviendo esta acogida para vuestra primera novela?

Angela Puntes: Lo estoy viviendo con sorpresa, emoción y gratitud. Creo que el cariño hacia EL MULADAR y sobre todo hacia sus personajes, que nos está llegando a través de los lectores sobrepasa cualquier expectativa que me hubiese atrevido a imaginar.  Sin duda siento una alegría impagable pero también un compromiso mayor hacia ese lector que te brinda la oportunidad de seducirle.

José Ignacio Villacampa: Efectivamente, la sensación de ver, de palpar, que aquello que hemos creado mezclando la realidad y la ficción gusta a los lectores y se ha convertido en una experiencia muy gratificante.

Se habla mucho de “la magia” de EL MULADAR. Para vosotros, ¿a qué se refiere?

J. I. V.:  Yo diría que se refiere al compendio de elementos diversos que aglutina la novela: una ubicación muy particular como es la comarca del Matarraña turolense, unos personajes muy cercanos arraigados a su tierra, otros personajes más típicos y todo ello mezclado con una trama histórica que salpica de intriga todo el relato. La suma de todos esos elementos genera un universo particular, sorprendente, que atrae la atención del lector y que conforma esa “magia” a la que te refieres.

A. P.: Creo que la magia ha estado muy presente en este proyecto desde el minuto uno. Una alquimia que fue la suma de muchos pequeños detalles que al mezclarlos todos adecuadamente nos dieron la fórmula exacta para esta historia.  El resultado, los efectos, de esa fórmula de creación conjunta es lo que el lector siente cuando se sumerge en nuestra historia y no quiere despedirse de los personajes. En definitiva, las buenas vibraciones que hubo en su creación supongo que de alguna manera perduran en la historia y consiguen que el lector permanezca sobre sus líneas casi sin resuello hasta el final.

Contadnos un poco sobre esa experiencia de escribir una novela entre dos personas, o “a cuatro manos”, como se suele decir.

J. I. V.:   Como experiencia ha sido única, excepcional. El hecho de escribir una novela de ficción a cuatro manos constituye algo bastante inusual, ya que la creatividad en su faceta literaria suele estar circunscrita a la individualidad. Por ese motivo es muy importante ponerlo en valor. Las ideas fluyeron y fuimos capaces de entretejerlas y darles forma. Cuando todo fluye de esa manera es muy gratificante el trabajo y la ilusión se multiplica al producirse una retroalimentación constante.

A. P.: Es verdad que la creación llega normalmente a través de un proceso intenso, interior e individual. Es un acto que a veces resulta demasiado íntimo y puede despistarte según en qué proyecto estés. Cuando creas a cuatro manos, el ego que todos llevamos dentro se puede exacerbar, o todo lo contrario. Si fuera un instrumento musical, habría que afinarlo bien antes de ponerse a trabajar en tándem.  En la creación de EL MULADAR había tanto que disfrutar que esa afinación por parte de los dos se dio sin más. Así que, con esa circunstancia de nuestro lado y un trabajo serio, todo fue sumando en positivo. Algo que pudo ser frágil se fue haciendo fuerte con total naturalidad por las conductas adecuadas.

¿Se puede hablar de un sistema de trabajo, de una fórmula?

A. P.: Sí, sí, porque lo hubo. No surgió como algo explícito desde el inicio, pero cuando repaso el camino que anduvimos, tengo bastante claro que fue lo que lo hizo especial.

De esa fórmula de creación conjunta, hubo factores circunstanciales, algunos personales y otros irrepetibles que nos ayudaron infinitamente. Pero también hubo un método específico de trabajo; escribir sin censura, compartir muchas ideas sin importar quien las fuese a escribir, reunirnos a menudo, debatir los perfiles de los personajes y consensuarlos o los capítulos importantes que influían sobre el todo de la historia, también recuerdo guardar cierto orden en la creación de los capítulos para poder dar una continuidad correcta y un ritmo conjunto. Y repaso, mucho repaso individual y después de nuevo juntos.

J. I. V.: Yo diría que quizá el sistema de trabajo fuera la ausencia del mismo. Íbamos funcionando, como quien dice, sobre la marcha. Fuimos alternando e intercambiando capítulos, comentando muchas ideas a lo largo del proceso y al final hubo una labor muy intensa para encajar la trama y darle el resultado definitivo a la novela.

A. P.: Claro, el método se fue creando conforme se avanzaba en el proyecto. Sin querer, él era el que marcaba la dirección de hecho, y a menudo lo revisaba en mi cabeza para corregir o no las desviaciones que podían afectar al desarrollo de la historia. Estaba disfrutando esta forma de trabajar porque ya sabía muy bien lo que era escribir de forma individual; conocía el dolor y el placer que eso produce y este reto a cuatro manos era algo muy diferente que despertó mi interés humano y creativo. Me propuse fluir y disfrutar. Creo que eso también formó parte importante del método.

¿Cuáles fueron las mayores dificultades?

A. P.: La mayor dificultad siempre es el papel en blanco o uno mismo y en este caso, al ser dos autores, también las expectativas del otro. Sin embargo, como se estaban dando en un entorno favorable para la creación y la cooperación, dichas dificultades desaparecían rápido.

J. I. V.:   Las mayores dificultades surgieron en la parte final de la novela, cuando tuvimos que repasar todo lo escrito y ajustar textos e ideas para darle el resultado definitivo a la novela. Exigió una gran capacidad de acuerdo por ambas partes. Por mi parte tengo que decir que hay cosas que hubiese cambiado y otras que hubiese mantenido, entiendo que algo sano y habitual en todo proceso creativo conjunto, pero lo más importante, tanto por parte de Ángela como por la mía, es que ambos quedamos muy satisfechos del resultado final de la obra.

Y para vuestros lectores, ¿qué es la magia de EL MULADAR? ¿Qué es lo que más les ha gustado?

J. I. V.:   Por lo que nos comentan los lectores me atrevería a decir que lo que más han valorado de EL MULADAR ha sido el toparse con una novela amigable, ágil en su desarrollo y fácil de leer. El hecho de verla ubicada en un marco muy cercano como es la comarca del Matarraña también les ha gustado. Y, por supuesto, el interés despertado por la intriga de la trama y por la personalidad de los personajes.

A. P.: Creo que para los lectores el factor sorpresa entre lo que han podido imaginar y lo que encuentran ha sido muy importante, el interés por descubrir una historia con dos autores ha jugado su papel, su desarrollo en el Matarraña y la conexión con la Segunda Guerra Mundial han despertado un particular interés, pero se podría decir que lo que más les ha gustado ha sido la historia en sí misma y como estaba escrita. De todas maneras, las palabras que utilizan, los detalles y la emoción con que algunos nos retroalimentan ¡eso sí es pura magia!

Muchas gracias a los dos. Os deseamos mucha suerte y esperamos que la Feria sea todo un éxito.

Ángela Puntes y José Ignacio Villacampa firmarán ejemplares de EL MULADAR en la Feria del Libro de Madrid el sábado 25 de septiembre a las 13:00 h en la caseta 237.